Simón Leisersohn -alias SY- es arquitecto de profesión, con una motivación y un espíritu ecologista que pocas personas tienen. Desde los 5 años, cuenta que pasaba veranos enteros en Pichilemu disfrutando en la casa de su abuelo, para hacer de este balneario su hogar, su querido hogar. Siempre se ha destacado por desarrollar iniciativas y proyectos para el bienestar social y ambiental de la ciudad, entre los que destacan el Plan de Infraestructura Verde Pichilemu y un Sendero Geológico en Infiernillo que aún no ha sido dado a conocer públicamente. Esta vez lo conocimos en una nueva faceta: la de shaper. Llegamos a su taller que no tiene nada que envidiarle a ningún otro taller de shape, sobre todo por su prolijidad, limpieza, y también porque aquí recicla tablas viejas para convertirla en increíbles nuevas naves.

Hola Sy, ¿cuándo partes en el surf y en el shape?

SL: «Mi primera metida al agua fue a los 15 años en La Puntilla, mi primo vivía en Pichilemu, surfeaba desde hace tiempo e inicié con él los primeros pasos en una 6,0, super galleta que no ayudó en nada los primeros meses. En Lobillos me compré un long y ahí aprendí lo importante, como leer el mar, o entender las corrientes y los swelles; a fin de cuentas: comprender y disfrutar el surf». 

«El shaping llegó mucho después. En 2015, en Indonesia, conocí a un local que reparaba tablas. Después de una sesión me invitó a su taller y me enseñó algunas cosas. El olor a la resina, el trabajo con el foam y la fibra me quedaron gustando y cuando llegué a Chile lo primero que hice fue buscar cómo empezar por mi cuenta a fabricar tablas. Finalmente di con Shaper Studios, con ellos hice mi primera tabla y aprendí lo suficiente como para tirarme solo». 

¿Cuál fue tu principal motivación?

SL: «Hacer algo nuevo e interesante. Siempre he buscado otras actividades y oficios que hacer además de mi trabajo y por eso he hecho muchas cosas diferentes como para darle más riqueza a la vida. 

Entender tu tipo de surf, averiguar cómo potenciarlo y hacerlo con tus propias manos es lo más motivante. Aprender nuevas formas y trucos para shapiar o laminar engancha aún más, sobre todo si vas conociendo a otros shapers que te dan buenos consejos. El proceso es lento y vas viendo en el camino cómo vas transformando un material bruto en una tabla que va a ir al agua y que te dará momentos increíbles, eso es emocionante. Poder hacer tu propia tabla y armar tu propio quiver es un desafío muy entretenido, además soy arquitecto así que el trabajo manual con materiales nuevos me motivó aún más, sobre todo sabiendo que con el tiempo cada tabla iría quedando mejor». 

¿Qué estilo de tablas has desarrollado y por qué te gustan esos modelos?

SL: «Principalmente he hecho tablas para mi y para amigos, algunas otras por encargo de personas que han visto mi Instagram o porque les han dado el dato. Así he fabricado tablas bien diferentes y eso es lo más interesante y entretenido que tiene. He hecho shortboards, retro eggs, midlength, mini simmons, fish y también algunas experimentales como una 6.8″ 2+1 de bottom convexo que quedó muy rica y una flyer sesentera single fin y con doble canal que también quedó muy buena». 

«Me gusta hacer tablas poco convencionales, ojalá siempre poder tener la posibilidad de experimentar y diseñar modelos que evoquen un surf divertido, pero también me gusta el shape de un shortboard high performance que le pegue a la ola más radical». 

¿En qué olas las has corrido y cómo ha sido su performance?

SL: «Principalmente en Pichilemu y todas las olas ricas que hay para el sur: Conti, Pullay, Buchupureo, etc. Desde la primera tabla que hice hasta hoy la performance ha ido mejorando evidentemente, el trabajo con los cantos, rieles y cóncavos ha mejorado con el tiempo. Mi primera tabla fue un 6.2″ que quedó muy rica, pero muy plana y con cantos muy rectos y costaba moverla para los giros. Con el tiempo fui comprendiendo mejor la hidrodinámica de la tabla y los pesos desde la cola a la punta, y corren mejor. Una de las mini simmons que hice para un amigo quedó muy buena, fue la primera con doble canto y diferentes cóncavos, esa tabla corre muy rico y su dueño (Unai Antuñano de Antusurfing) hace lo que quiere con ella». 

¿Qué proyecto de tabla te gustaría realizar y dónde te gustaría probarla?

SL: «Tengo varios proyectos en mente. Una asimétrica en 7 pies está ahí por salir, quiero seguir probando con los dobles cantos y mezclar diferentes outlines de tablas que funcionen bien para sentir bien ese edge. Me gustaría hacer un longboard, tipo noseriding clásico… y probarlas… en donde sea que haya olitas». 

¿Dónde está ubicado tu taller?

SL: «Tengo un taller que he ido armando de a poco, cerca de mi casa acá en Pichilemu. Eso es súper cómodo porque puedo ir y volver en mis ratos libres».

¿Quienes han sido tus mentores shaper/surfistas?

SL: «Aditya, el amigo balinés que me mostró el taller y que me enseñó lo más básico. Chris Clark que montó Shaper Studios, que fue mi primer taller y donde me metí de cabeza. Me gusta Axel Lorentz de Pukas y tengo mis surfistas favoritos que también han diseñado y fabricado sus propias tablas, quillas y experimentos raros, como Ryan Bursh, Derrick Disney, Tyler Warren y Asher Pacey. También miro mucho a Jack Reevs, un viejo de Fiberglass Hawaii que lamina increíble. En Pichilemu he tenido muy buenas conversaciones con Ryan (Cabezas), me ha dado muy buenos consejos, igual que el Seba Vera que lamina las Toromiro». 

©2023 proyecto original de Cáhuil Editores. Desde mayo de 2006 comunicando cultura, arte & surf.

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